«Lo que se hace de esta manera es para toda la vida, no tiene que ver con el concepto del mercado. La cultura de lo descartable llegó después a la sociedad, antiguamente todo se hacía para siempre. Después empezamos a hacer cosas que son para un tiempo determinado», indica el artesano Francisco Belaustegui durante la entrevista en Manos de Artesano.
Francisco aprendió el oficio de su padre. «Siempre había madera y herramientas en mi casa». Él hace muebles rústicos, tablas para asado, picadas. Vive en Glew, provincia de Buenos Aires.
«Toda la vida estuve en las ferias. Mi lugar de exposición siempre es la feria, es el ámbito que el que muevo desde hace muchísimos años», cuenta Francisco. Cada domingo está presente en la Feria de Mataderos, en la Ciudad de Buenos Aires.
«El trabajo de los artesanos, en general, es muy solitario. Uno no tiene pares de trabajo. La característica de nuestro trabajo es que uno está con el material trabajando solo. Entonces, en la feria, más allá de las diferencias que tenemos de oficio y de vida, es el momento de contacto con gente que vive más o menos como uno», dice el artesano.
Opina que por las características del trabajo artesanal que, básicamente, es muy individualista es complicado todo lo que sea asociarse y conciliar con otras decisiones diferentes a la propia. «En mi taller el trabajo lo hago yo, decido qué cosa va así o asá, y en la organización de cosas comunes hay que tener otro tipo de ejercicio. Es parte de los conflictos que tenemos para solucionar cosas comunes».
Respecto a cómo es el proceso de creación de sus piezas Francisco señala: «Yo no hago un dibujo del objeto que quiero hacer, lo Imagino y después empiezo a trabajar para lograrlo».
Escuchá la entrevista completa:
Manos de Artesano 